lunes, 9 de diciembre de 2013

Anécdota

Sucesos bochornosos



Recuerdo el día en que tuve una de las mayores experiencias cuidando a bebes ajenos. Aunque esta vez el bebe no era tan ajeno, y me dejo una de las enseñanza más significativas que una joven despistada puede tener.

Era época de verano, cuando recuerdo haber estado en casa  junto a mi prima Vicky y su hijo Gael. 
En aquél entonces Vicky  había dejado de amamantar a su bebe, cuando me preguntó  si podría sostener a Gael y sacarle los eructos. En ese momento estaba demasiado ocupada ya que tenia que irme a la universidad, pero acepté ayudarle, ya que la vi demasiado atareada.  Una vez con Gael en mis brazos y meciendo le, él comenzó a expulsar su eructo, sin darme cuenta Gael me había arrojado un poco de vomito.Pero al parecer no encontré ninguna señal de suciedad o mancha en mi ropa, o al menos no vi nada en frente del espejo. Como ya iba tarde  a la universidad, luego de mecer le me dirigí rápidamente al bus.

Una vez estando en la universidad, como de costumbre salude a todos mis compañero, uno por uno, para luego dirigirme a uno de los asientos de la sala, al sentarme mi compañera me dice: Nicole; ¡¡tienes mal olor!!... Al oír tal comentario me sonroje y le pregunté si era una broma, cuando a los segundos después ella exclama, "¡¡No, enserio mira tienes vomito de bebe en tu espalda!!".... De seguro pensé al haber mecido a Gael no me había percatado del vomito en la espalda, y además como era temporada de verano, de seguro el calor pudrió la leche, y me dejo además de un mal olor, una marcha grande y húmeda en mi espalda. Aun que fue bochornoso el momento, aprendí que antes de salir siempre debo asegurarme y percatarme antes de alejarme de mi hogar, ya que todos los sucesos bochornosos siempre suceden fuera del hogar o del alcance de familiares. También tener más cuidado con los bebes, porque sin darte cuenta te pueden dejar un gran vomito. 

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