jueves, 12 de junio de 2014

En la Esquina de 18

Era una agitada mañana de Mayo en las calles de Iquique, ciudad hermosa y veraniega...¡ Allí, sí justo allí! En esa hermosa esquina donde todo comenzó. Una historia de amor creada y destinada por los deseos de Dios. fue allí donde aquel joven, más bien llamado Pepe, encuentra lo que por mucho tiempo esperó, a ella es mujer virtuosa, amante y deseosa, la que juro que amaría con locura y pasión. Ella la que mueve sus entrañas y provoca replicas en sus cimientos.
Sin pensar en lo que el día iba a acontecer, estaba Pepe en su hogar alistando su ropa para llegar de madrugada al trabajo. Con la necesidad que ingerir un café, Pepe se alistó para el más intrigante día, suplicando a Dios que fuese él quien guiara aquella alborotada mañana.
Pepe; ¡Oh, Señor! Clamo a ti para encomendarte mi día, para decirte que sea este el día en que tú señor des un giro a todo mi mundo, marcando mi vida con el sello del amor. Pues es eso lo que siempre he buscado, a ella, la buena amante y compañera de esta transitoria existencia a la que llamamos vida.¡Si señor, a ella!..

Luego vio el joven  que su pedazo de hojalata situado en su muñeca derecha, corría sin  obstáculo alguno, apresurándose él para llegar al trabajo y comenzar su cotidiano día. Como de costumbre, Pepe se apresura por saludar a su jefe, colegas y amigos. Cuando de repente un desesperante sonido comienza a rechinar sus oídos, ¡Era el teléfono de emergencia! ¡Ring- riiing- ring!  un voz angustiada suena en el teléfono. Era la voz de una desconsolada señora a la que le habían chocado el carro muy temprano en la mañana.
Señora; ¡Auxilio, auxilio!. ¡Pronto vengan, me acabo de estrellar contra un  imprudente y hay heridos!.
Aquella mañana se presento la desgracia misma a dos seres totalmente desconocidos, unidos tan solo por el choque de sus autos. El equipo de ambulancia  y Pepe salieron excitados por el momento, tomando el joven su chaqueta azul de franjas amarillas fosforescentes, corriendo de manera eufórica por auxiliar a los desgraciados.

Por otro extremo el destino avanzaba en la vida de una joven estudiante poseedora de  vitalidad y juventud. Tan sencilla y ansiosa por descubrir los misterios de la vida. Retocando en esa fresca mañana su rostro con el más rojo carmesí de los lapices labiales. Como de costumbre la joven examina su guarda ropas escogiendo ese día su prenda de la suerte, aquella chaqueta de color café. Por alguna razón ella pensó que sería un día de buen augurio, sin saber que no estaba muy lejos de la realidad.   Durante esa mañana la muchacha de la chaqueta café recordó el deseo más profundo de su corazón,  ella volvió  a abrir su corazón y suplico a Dios por la petición mas intima de su alma; De forma afable y humilde llega ante la presencia de su Dios, pidiendo le solo una cosa.
Muchacha; ¡Oh, Señor! Pues este día te plació darme y por alguna razón planeaste este tiempo para poder conocerte más. Tú señor que conoces mis deseos y anhelos, no te olvides de ellos. Más sean presentados delante de ti. Para que en algún momento sea yo feliz junto al amado. Sin yo saber que me depara el destino el día de mañana, te ruego seas tú mi cupido, seas tú mi guía hacia la felicidad. No me dejes caer en el camino de la soledad y desdicha, antes preferiría dormir en el Seol.
Como Dios es bueno y sabe lo que hace, ese día  a él le plació marcar la vida de dos individuo, que sin saber clamaron en horarios paralelos. Ese día Dios comenzó la obra.

Temprano en  la avenida de 18 de septiembre con Hernan fuenzalida. Abrió el negocio de doña Julia, madre de la muchacha de la chaqueta café...
 Alistada la joven para ir a la universidad y despidiéndose de su madre. Cuando al instante oyó un ¡CRUSH!... Extrañados todos por el ruido. Salen con denuedo a ver lo que acontecía. El horror de ver caras afligidas y atormentadas por el tremendo choque en frente de su casa. Fue cuando la joven entra a su hogar, toma un baso con agua y azúcar convidando le a los afectados. La situación para fortuna de todos fue asistidas por personal de ambulancia y bomberos.   Una vez la ambulancia socorriendo en los afectados. Pepe concentrado en la mujer desfallecida, se ve tentado en distracción por el sonido de la más dulce voz que corre por la brisa del aire. El joven al enderezar su cabeza queda cautivado  unos segundos por la esencia de la muchacha, ( Fue literalmente un break en el tiempo, un espacio dentro de otro). Una vez vuelto a la realidad, el joven subió a la desfallecida mujer a la ambulancia y la joven ignorando lo que sucedía volvió a enderezar su camino a su ruta cotidiana, después de todo  llegar a la universidad era su blanco.
 El tiempo paso y el joven nunca pudo olvidar el rostro de la niña y tampoco su melódica voz. La desesperación de volver a mirarla o vivir cerca de su atmósfera lo llevo a buscarla por la  misma calle una y otra vez, teniendo como resultado solo la ausencia de su rostro y la fantasía de poder conocerla. Paso el tiempo y Pepe desistió de encontrarla, angustiado de que los meses de búsqueda no arrojaran evidencia de su paradero. Pronto  su vida comienza a desfallecer. Arrojado a los placeres cotidianos, él propuso en su corazón olvidarse de ella, ya que conocer a la muchacha solo era un sueño dentro de una dimensión realista. Paso el tiempo y la vida del joven se vio envuelta en problemas, dificultades y desdicha. Ahogado y hastiado de la vida, Pepe volvió a suplicar ayuda a Dios.
Pepe: ¡Señor! Reconozco que mi vida es un vació constante, que ya no puedo lucha con esta vida, cada día pierdo los combates y fuerzas ya no me quedan.¡ Ayúdame!  Porque estoy hundido en el mar de mis angustias y necesito que tú seas el sol en mi tormenta.

El tiempo transcurrió y Pepe conoce a  su nuevo compañero de rutas un jovén llamado Christian. ( Christian era un hombre casado y seguidor de Dios)...    Aquella larga noche Pepe le confiesa  a su colega en la dificultad que se yacía y la necesidad de poder arreglar sus sendas corruptas. Christian hablando del perdón de Dios invito al joven a la congregación de la que el participaba. Convencido Pepe de lo que se le predicaba. Él  se decidió por llegar ante el  altar de Dios en días de semana Santa. Ahogado en la pena y desilusión el joven dispuso en su corazón poder hablar con su redentor. Aquel día fue la entrada de la nueva vida que le esperaba a Pepe.
 Al termino de la noche, los hermanos de la congregación se acercan a él muy contentos y dichosos por poder conocerle y bendecir le.
Entre panderos, arpas y alabanzas el joven avista su mirada en una muchacha, ella al acercarse y saludarle, con una grata bienvenida, decide sonreír le y presentarse.
La muchacha ignorando por completo lo que ella había provocado en el interior de Pepe, se acerca a saludar de manera respetuosa y amigable.

Muchacha: ¡ Hola joven!.( ella le da un abrazo al saludar) Dios le bendiga, un gusto mi nombre es Paz.
Pepe : ¡Hola!( con ojos resplandecientes y de intriga) un gusto,mi nombre es Pepe. Dios le bendiga también a usted ( saluda muy nervioso y con voz quebrantada)
Muchacha:Espero verle pronto, siga viniendo.
Pepe: si, si ya le pregunte a Christian cuando comienza el otro culto.
Muchacha ! ahhh¡ ( sin nada que demostrar o expresar aunque con una sonrisa en su rostro).

Con el tiempo Pepe comenzó ha asistir mas seguido a la congregación y a ser más participe de la hermandad. Con la joven Paz se acercaron más y más, ya que existía una intrigante atracción por parte de ambos. El tiempo trascurrió y la amistad de ellos aumento, hasta que un día Pepe decide contarle un secreto a la muchacha.

Pepe: ( en el auto camino a casa de Paz) ¡Paz!¿ te puedo contar un secreto, sin que te moleste?
Paz; ¡Claro, claroo Pepito!
Pepe : bueno, escucha atentamente mis palabras... Hace un año atrás  yo fui en una mañana a socorrer a gente que había sufrido un accidente automovilísticos, mientras ayudaba y asistía a la mujer moribunda, cerca mio, habló una joven causando la atención de mis oído y haciendo que yo irguiese mi cabeza, cuando sucedió eso, vi a la mujer de mis sueños más profundo, quede literalmente flechado con aquella muchacha, por meses, me atreví a pasar por la calle de 18 de septiembre para volver a encontrarme con ella, en más de una ocasión pregunte por su persona, dando los vagas evidencias de su perfil.¡ Nunca la encontré!. Pero ese día, el día de semana Santa después del culto cuando todos se acercaron a saludarme ¿adivina con quien me encontré?...
Paz: ¿Con quién?
Pepe; (Señalando con el dedo hacia ella) ¡ Con la muchacha de la chaqueta!
Paz: ( con un rostro exageradamente sorprendido le preguntó)  ¿¡Yo soy la niña!?
Pepe: Si Paz, tú eres la del accidente.
 Luego de esa simbólica conversación Pepe y Paz decidieron conocerse.Ya que ninguno de los dos podía negar la intrigante amistad que había nacido.